Canto libre, la manera más natural de cantar
La voz es el instrumento más a mano con el que contamos, surge en el aquí y ahora de nuestra existencia, la llevamos puesta, día y noche, usándola constantemente. Y, casi sin darnos cuenta, se va revelando, como una ventana que deja traslucir nuestro interior, una puerta que deja paso libre al sonido, arrastrando entre palabras o vocablos la música de emociones sepultas.
El canto libre transformador, a partir de mi experiencia personal, es la forma de cantar tal como surge naturalmente cuando tarareamos. En el canto libre no hay ninguna intención estética. Y su belleza reside en su capacidad de expresar libremente cada momento tal como se vive. Normalmente es un canto sin palabras y al mismo tiempo con consciencia. Y esta forma de cantar, según mi experiencia, permite traducir y expresar fielmente lo que internamente sentimos.
El canto libre no responde a criterios estéticos sino a los de la propia verdad interior. Por eso no necesita de muchas explicaciones para ser entendido con el corazón.
Nuestra voz, aquí y ahora, reproduce la síntesis sonora de toda nuestra vida. El sonido, como una huella, transmite fielmente nuestra historia con nuestras vivencias más profundas, y todo ello se puede escuchar, enmascarado sin querer, en el timbre de nuestra propia voz.
El sonido antes de nacer es tan solo aire, respiro y después se podría casi definir como aire encarnado. Su vibración es capaz de tocar cada célula y partícula de nuestro cuerpo, donde se inscriben entre otras muchas informaciones, todas las emociones.
El sonido como catalizador de emociones
Emitir por tanto, sonidos y entonaciones, -contactando y escuchando el cuerpo mientras este se mueve al mismo tiempo-, brinda la experiencia de hacer vibrar y poner de nuevo en juego energías atascadas o interrumpidas. Y, por tanto, despertando la memoria de viejas vivencias emocionales, el sonido va estimulando a su vez nuevas respuestas.
En este sentido bloques de resentimiento, rabia, miedo o melancolía, se pueden ir liberando desnudándose con ese canal del canto libre. Así adoptando dichos sentimientos nuevas formas de expresión sonora, van trasmutando su energía densa para irse transformando progresivamente en partituras sonoras más amorosas, enérgicas y/o llenas de vida, según lo que se esté necesitando.
La propia manifestación sonora, directa, íntima y profunda, favorece también la autoestima pues da dignidad al dolor y al sufrimiento, que con la expresión sonora se vuelve acto creativo y se transforma.
Es por eso que a mi método lo he llamado Canto Libre Transformador, en cuanto que, al cantar en forma libre, fuera de los cánones musicales establecidos culturalmente, podemos transformar más fácilmente las vivencias, soltando lo denso con la voz y cambiando esa energía por otra más ligera.
Podemos concluir, además, que el sonido en libertad, sin el control de la mente, a través de cantos improvisados o jerigonzas sonoras, se transforma además en un canal creativo que privilegia la expresión más auténtica, sorprendente y genuina de sí mismo, lo cual abre no sólo las puertas de la creatividad sino una conexión profunda con lo más Grande, dentro y fuera de nosotros.
