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Claudio Naranjo y el viaje del héroe en la música de Beethoven

El viaje del héroe en Beethoven según Claudio Naranjo

 
Recopilación en base a extractos de conferencias, ponencias y libros de Claudio Naranjo sobre el tema del viaje del héroe en la música de Beethoven.

 

Introducción al significado del viaje del héroe

La expresión “viaje del héroe”, fue por primera vez utilizada por J. Campbell, para hacer referencia a una formulación narrativa particular que refleja el proceso del desarrollo espiritual del ser humano. 

Campbell observó que muchas historias tienen ingredientes narrativos que se repiten, rasgos comunes que sugieren la expresión de vivencias universales muy importantes.

El esquema sigue un patrón en el que unas pocas personas emprenden ese viaje interior que yace en nuestro potencial: el héroe sale a la aventura y va más allá de los límites de la vida ordinaria.

A menudo ocurre que el héroe llega tal vez a un bosque donde ocurren los eventos mágicos. En otra etapa del viaje, el héroe se encuentra con alguien que compite con él, enemigos, dragones, u obstáculos a los que tiene que hacer frente. También es frecuente, por ejemplo, que tenga que salvar a una princesa para después casarse con ella.

Se trata de una literatura mágica que se refleja muy bien en los cuentos de hadas, un género literario universal que se parece mucho a lo que podrían ser las parábolas y cuentos de enseñanza o de sabiduría, las leyendas y los mitos. Es decir, se trata de estructuras narrativas cortas que proceden de una fuente muy sabia y que pasaron después al folklore popular como cuentos para niños.

Los mitos expresan verdades humanas universales que no nos parecen familiares porque no las hemos tenido. Y es que en realidad la tienen pocas personas.

Por eso ocurre que, aunque el viaje del héroe se refiere en potencia a cada uno de nosotros, la mayor parte de la gente, sin embargo, se queda atrófica, como si se mantuviese en un estado “larval” que no llega a convertirse en mariposa. Y sabemos que la mariposa es símbolo del alma que ha llegado a su desarrollo. 

Según Claudio Naranjo hay un dicho en el cristianismo medieval que dice “pocos llegan al Edén, pero menos son los que llegan al calvario”, que es como decir que el viaje interior es parte del camino de cada uno, sólo que cuanto más avanzado es, menos son los que llegan ahí.

Detrás de los mitos está esa visión de alguien que alcanza un periodo iluminativo y después de eso hay como una muerte interior, una caída a una noche oscura del alma. Si realmente uno llega a un gran encuentro con lo divino, después debe atravesar una gran privación. Así tenemos el ejemplo de San Juan de la Cruz que escribe cómo se le acabó la gracia en lo que llamó «la noche oscura del alma». La cual forma parte de una etapa evolutiva en el camino espiritual.

 El viaje del héroe, por tanto, no es otra cosa que la aventura que cada persona emprende, respondiendo a una vocación de búsqueda, y por la cual vive un proceso de transformación.

Para Campbell el viaje del héroe es un viaje de ida y vuelta, donde el héroe inicia su camino, tiene una aventura, triunfa y retorna como una persona transformada repartiendo entre sus semejantes lo que ha cosechado para ayudar a la comunidad.

Para Claudio Naranjo el viaje es algo más complejo. Él dice que, si se tiene en cuenta la experiencia de maduración espiritual, es más exacto hablar de un doble viaje con dos victorias. Uno en el que el héroe va y vuelve con una victoria más o menos transitoria, y otro en el que se encamina una 2ª vez hasta alcanzar completamente esa victoria final.

La primera victoria se corresponde con una iluminación espectacular pero parcial al principio del camino del desarrollo místico, y luego con una iluminación definitiva al finalizar, que no se alcanza sino después de una aparente regresión o caída: un viaje a los infiernos, purificación o “noche oscura del alma”. Una especie de muerte en vida. C. Naranjo

Sería como el encuentro del héroe con el dragón, pero en este caso es este último quien mata al héroe.

Al principio cuando el héroe entra en el camino trae mucho de su naturaleza aún no transformada. Ha de pasar por una muerte interior antes de pasar a la otra etapa. Quien se encuentra con ella no queda igual.

Viaje del héroe en Beethoven

Los verdaderos genios son personas autorrealizadas, que a través de su vida y su arte han avanzado por la senda de la autorrealización. Claudio Naranjo

Podemos encontrar también en la música algo equivalente a los mitos, ya que el proceso del lenguaje musical en el tiempo se hace a veces metáfora del Gran Viaje.  Y aunque no toda la música expresa el proceso de transformación, sí que hay cierta música que expresa algo de una narración, una aventura, una lucha por llegar a alguna parte. Parece que esa música marca unas etapas que son eco de una transformación personal del compositor.

Pero no todos los músicos son seres transformados. Si uno piensa en Bach, ¿era su música puro arte de combinar los sonidos o había en ella una actitud devocional? Él firmaba sus obras con su nombre y “solideo gloria”, por la gloria de Dios. Su música transmite lo divino, pero según dice Claudio Naranjo, no parece que Bach hubiera estado en relación con el viaje del alma.

Después de Bach llegó Mozart y la gente quería algo más mundano, la alegría fácil. Mozart era un hombre muy humano. Era religioso, pero no le movía el amor de Dios. Ese hombre tan ligero, juvenil, infantil, alegre, no habla del viaje interior y su música está muy influida por la ópera.

Sin embargo, con Beethoven aparece algo diferente cuando comienza a quedarse sordo. Él se sentía con una misión musical, se sabía portador de una fuerza especial que quería transmitir con su música.

Es más, concebía la música como una “comunicación de corazón a corazón” y le decepcionaba que las personas la gozaran o lloraran superficialmente, sin llegar a ser transformados por ella.

La música de este gran músico refleja el devenir de su vida y el desarrollo de su conciencia. Y sólo cierto tipo de música, como bien menciona Claudio, nos habla de un proceso evolutivo.

Para Claudio Naranjo la música de Beethoven se considera un equivalente musical de lo que en mitología se llama el viaje del héroe, es decir, el viaje interior de desarrollo y transformación psicoespiritual de las personas.

Así como el viaje del chamán pasa por el cielo y el infierno para terminar en la tierra, que es su punto medio, pareciera que el viaje interior de Beethoven, después de sus fases de expansión y contracción, viene a parar en el nivel humano, en un clima de fiesta con sabor a vendimia.

Beethoven fue una persona que hizo ese viaje de transformación. Expresó en la música su camino evolutivo y gracias a ella otros compositores como Schubert, Schumann y Brahms siguieron su influencia.

Beethoven marcó el inicio del periodo romántico en la música con su época heroica. Su capacidad para transmitir fue reconocida por muchos contemporáneos suyos no sólo en la música sino también en el contacto interpersonal. Lo llamaron genio por la grandeza que mostraba y que le llevó a conseguir el patrocinio de muchos nobles, que hasta entonces habían tratado a los músicos como simples servidores especializados.

Beethoven y su vínculo con Dios

Beethoven sentía una cercanía hacia lo divino, llegando a reconocer en una carta que se consideraba el hombre más cercano a Dios en su época. Y es precisamente esa vivencia de lo divino lo que confiere a su música una importancia especial.

La dimensión nueva que introduce Beethoven en la música es sentir la divinidad en el propio corazón. Su evolución espiritual no tiene que ver con la devoción a una divinidad externa, sino más bien que lo divino se encarna en lo humano.

Para Beethoven, como dice el crítico musical Schmitt “el objetivo no es cambiar la condición humana haciéndose inmortal y todopoderoso, sino habitar la condición humana. Y para ello, aceptar nuestra fragilidad, nuestras flaquezas y tormentos…”.

Beethoven fue un héroe en dos sentidos:

  • heroico por su coraje, ya sea por su modo de relacionarse con la sociedad como por su actitud de sobreponerse ante los desafíos de la vida.
  • heroico en el sentido más interno y espiritual, como uno que ha vivido esa “aventura del alma” más allá de su personalidad condicionada y de la conciencia ordinaria. Por tanto, uno que ha alcanzado la autorrealización desarrollando su propio potencial y tarea.
Carácter de Beethoven

Beethoven tenía un carácter fuerte e incluso violento y maleducado. Era tan excesivo que a veces se tuvo que cambiar de casa porque no le soportaban sus vecinos, no se doblegaba ni siquiera a los príncipes que lo ayudaban. Su heroísmo venía de su coraje caracterial que lo convertía en un hombre de gran valentía que impuso sus valores sin someterse ni limitarse por las opiniones ajenas. Pero justamente esa valentía fue el preludio de esa fuerza y coraje con la que llevó adelante su sueño o misión como compositor. Y con ello traspasaba los límites de la condición ordinaria de la humanidad.

Esa gran transformación que reconocen las tradiciones espirituales haciendo referencia a una muerte interior y un nuevo comienzo, -típico del viaje del héroe-, es lo que podemos reconocer en Beethoven. Su transformación se hace evidente a través de la evolución de su música temprana hacia su periodo heroico y posteriormente al de su obra de madurez plena, la 9ª sinfonía y sus últimos 5 cuartetos.

Su música, al igual que los mitos del viaje del héroe, alude a las vivencias de muerte y renacimiento típicas de la transformación en la vida humana o en las expresiones simbólicas del viaje interior.

Tres periodos evolutivos en la vida y obra de Beethoven

Se llega a entender que Beethoven ha vivido una transformación interior porque su música alcanza una mayor calidad en las diferentes etapas de su vida.

  1. La música de su primer periodo suena mucho a la de Haydn y Mozart.  La música da un paso desde lo divino a lo humano, retratando como espejos de la vida un implícito drama musical en su obra. Su música es humana y divina a la vez.
  2. El segundo periodo caracterizado como heroico, parece haber expresado en términos musicales el mito del héroe como «viaje de la vida». Es el momento donde Beethoven estuvo a punto de quitarse la vida ante el dolor de su sordera, como lo expresa su célebre Testamento de Heiligenstadt.  A esta etapa pertenecen dos de las experiencias que caracterizan más a Beethoven: el sufrimiento ante su sordera y el desafío heroico. De hecho, se perciben sea la 3ª que la 5ª sinfonía como expresiones del encuentro de Beethoven con la tragedia de su destino. En el caso de la 5ª su “finale” es un canto de victoria y apoteosis en que Beethoven emerge como conquistador de su destino. Una victoria sobre la vida y sobre sí mismo.
  3. Su etapa de madurez se aprecia plenamente en la 9ª sinfonía, donde la expresión del yo individual se abre a la expresión del sentimiento de la humanidad, que se extenderá a través de sus últimos cuartetos.

En estos últimos cuartetos en que se expresa la madurez de la conciencia de Beethoven aparece a veces una dicha sobrenatural…, nada en la música como estos cuartetos nos hace sentir ante una conciencia que se ha abierto ante el sufrimiento, dejando atrás tanto la queja como el desafío. C. Naranjo

La forma sonata como estructura del viaje del héroe

Beethoven expresó en la forma sonata la estructura del viaje del héroe, reflejando en la misma un contenido humano.

Esta forma sonata dominó todo el repertorio musical desde los tiempos de Haydn hasta la primera mitad del siglo XX. La forma sonata se refiere sobre todo a la estructura musical habitual del primer movimiento de la sonata, que normalmente tiene 3 o 4 tiempos.  Esta misma estructura posteriormente se extendió a otras obras como las sinfonías, cuartetos, conciertos etc.

En Beethoven la forma sonata se vuelve metáfora de una experiencia personal de desarrollo manifestando su maduración como individuo. Veamos cómo.

Se trata de una forma que comprende 3 partes:

  • En la primera hay una exposición donde se incluyen dos temas: un tema masculino y otro femenino. Como en la ópera donde frecuentemente se presentan los personajes, que suelen ser un hombre y una mujer. Uno que va a la batalla sabiendo que no va a poder ganar. (Ej. Sonata para piano op.2 nº1)
  • Luego hay un desarrollo donde el compositor nos presenta las posibilidades de los temas. En muchas sonatas el desarrollo es como una puesta a prueba de los personajes en una situación dolorosa o de obstáculo.
  • La reexposición es como una reiteración de lo ya escuchado en la exposición pero con un típico cambio de tonalidad. Es como la vuelta a casa, un fin de viaje, volver al comienzo una 2ª vez pero con nuevos ojos. El camino es llegar al punto de partida y reconocerlo como si fuera la primera vez, lo que hay que encontrar no es algo desconocido, pues siempre ha estado ahí. Es como una forma espiral donde se repite lo ya escuchado, pero en otro nivel.

Entre la exposición y la recapitulación ha tenido lugar una transformación que nos evoca una intensificación emocional y una pugna.

El simple recurso musical de una recapitulación variada ha servido como analogía musical de un proceso de transformación con un punto de partida y otro de llegada, que es a su vez como el punto inicial, pero con una perspectiva distinta.

El allegro de la sonata de 4 movimientos corresponde a la experiencia de expansión propia de la fase iluminativa del desarrollo espiritual, el típico adagio al descenso o noche del alma y el scherzo es la primera fase de un retorno al mundo tras ese peregrinaje.

El 4º movimiento expresa la condición unitiva, donde se sostiene lo supremo ante la vida cotidiana y se expresa a través de la acción.

La estructura de la sinfonía como viaje del héroe

Hay una analogía del viaje del héroe con la estructura de una sinfonía. En este sentido la secuencia de los movimientos de una sinfonía tiene que ver con una secuencia natural de un proceso de la vida donde uno está en un viaje de transformación interior.

Según muchas escuelas espirituales al movimiento de expansión le sigue uno de contracción. En la estructura de la sinfonía se puede apreciar que a un momento titánico, de mucha fuerza, le sucede un monte oscuro (Moisés en el Sinaí, en el desierto…), y posteriormente un momento de celebración (Scherzo), como la alegría ganada a pesar de haber vivido la muerte. Es como un renacer de la primavera tras el invierno. Una vuelta al mundo con una actitud renovada de alegría interior.

La sinfonía Heroica de Beethoven marca el comienzo de un nuevo periodo en la música, la del romanticismo. La novedad es que Beethoven introduce a la persona en la música, con su pulso, su agitación, sus emociones…es  como su biografía. Esto creó un antes y un después, por lo que  otros músicos se contagiaron y recibieron su influencia, como Schubert, Schumann o Brahms.

Beethoven sufrió en esa época un cataclismo interior cuando se agravó su sordera y se le hizo claro que se iba a quedar sordo. Y para un músico que siente y sabe de su misión musical, -ya que tenía una visión clara del valor de su persona en la historia global de la música-, verse con una carrera abortada era una catástrofe muy grande. Por tanto se puede entender que hubiera hasta pensado en quitarse la vida.

Sin embargo, él cambió su decisión con una determinación de hacerle frente a la vida y vivir su destino de músico aun quedando sordo. Desafió su destino, como algo que estaba en su carácter batallador, pero su heroicidad fue seguir su llamado, creer en sí mismo, pese a las circunstancias adversas.

Fases del viaje de la conciencia en la «Heroica» según C. Naranjo

La Heroica nos habla de las diferentes fases en el proceso de metamorfosis espiritual. Son las 4 estaciones en la experiencia humana de la vida o mejor dicho del gran viaje de la conciencia.

El 1º movimiento, Allegro, se puede entender como una metáfora sonora de una fase heroica-iluminativa del viaje interior. Aquí Beethoven hace autobiografía pura, ese allegro es como el otoño del héroe antes de la muerte, el ocaso del héroe, una época de madurez en la que también se percibe el comienzo del declive. El héroe, aunque glorioso por su encuentro con la luz, intuye el comienzo de su viaje por la noche.

Se escucha el tema del héroe con ánimo fuerte y dinámico que parte como diciendo “aquí estoy, a punto de comenzar mi historia, el héroe va caminando tranquilo y alegre”. Casi al comienzo del 1º tema, hay como un descenso melódico que evoca uno que va avanzando confiado pero que muy pronto parece deslizarse hacia algo oscuro como un deslizamiento a un mundo imprevisto, una entrada a lo desconocido (escuchar).

Pero enseguida aparece una nota alta que asciende, que sugiere una luz, un faro al que agarrarse y que permite al héroe seguir avanzando de nuevo, con cierta actitud heroica superando obstáculos, (crescendo “no tenemos obstáculos que superar”). Luego es como el sueño de haber llegado ya, el sueño de la felicidad que a uno lo motiva mientras va avanzando y teniendo que luchar.

El 2º movimiento lo llama Beethoven “marcha fúnebre por la muerte de un héroe”, y parece que es alusivo al referirse a la entrada de Beethoven en un periodo negro, algo así como una anticipación de la muerte tan verdadera psíquicamente que es como la muerte misma, como vivir la vida con una distancia.

Se corresponde este 2º movimiento con el invierno, el héroe es él mismo. Hay un descenso a la oscuridad como una anticipación de la muerte psíquica. Es la marcha fúnebre de los que invocan y honran al héroe. Se trata de esa muerte en el alma que la tradición cristiana ha llamado la noche oscura del alma. Cuando hay una muerte interior es como si una parte del alma está buscando a la otra. Un duelo por uno mismo, una búsqueda nueva. Se escucha en la música como una resignación y también un amor, a los muertos se los ama más que a los vivos, se hace más presente el valor de la vida.

En el 3º movimiento el héroe después de llegar al cielo tiene que llevar el cielo a la tierra que es lo más difícil. Es como el comienzo de una nueva primavera tras el invierno o noche oscura del alma. En la teología sería la vía unitiva. Poner una sonrisa ante las cosas feas, con buen humor.

El héroe en Beethoven no baila el minueto, como suele ser el 3º tiempo de muchas sinfonías, sino que lo transforma en “scherzo”. Es como si tras una lucha de titanes hay que darle otro carácter a la alegría después del duelo, como una alegría con determinación, una alegría renovada.

El 4º movimiento es el verano, pocas veces la música estalla en tanta plenitud y esplendor, representa el cielo en la tierra. Gran celebración. La guerra ya está ganada, es como una vendimia. Se percibe fertilidad, generatividad, una gran boda. Pocas personas llegan a vivir el final de la integración. Lo que oímos es una atmósfera de fiesta sublime, tanto terrena como universal. El clímax expresivo no es tanto de triunfo como de abundancia, gozo y profunda satisfacción.

El héroe retorna a la vida tras la experiencia de la muerte, como si su alma hubiera progresado dejando atrás el matiz victorioso y ahora se trata más bien de la alabanza de la consumación. Una encarnación de lo espiritual en lo terreno.

La gran prueba de que Beethoven cumplió con un desarrollo interior es que no se quedó en esa época heroica, no se quedó ahí, sino que adoptó una actitud de luchador.

Sea la 3ª que la 5ª sinfonías fueron escritas en la misma época, respondiendo ambas al gesto de desafío heroico del compositor ante el gran golpe de su sordera, ante la cual tuvo casi el impulso de quitarse la vida, aunque luego optara por algo más difícil: enfrentarse a su déficit como quien agarra al toro por los cuernos, y triunfar.

Comentarios de Claudio Naranjo sobre la 5ª

En la 5ª sinfonía Beethoven escribió unas palabras para sus primeras 4 notas: “Así golpea el destino a la puerta” (Dios) y donde Beethoven responde con miedo pero desafiante “Estoy aquí”.

En esta sinfonía Beethoven expresa en grado máximo una conciencia generadora de estructuras musicales que nos parecen el reflejo de una “música de las esferas”, en referencia a un orden cósmico, un campo de operación de leyes universales.

Esta 5ª sinfonía nos llega como música cósmica, una metáfora del universo mismo, que se nos revela como un proceso interno de máxima transformación en la vida de un ser humano.

Más aún sentimos que el proceso de muerte y resurrección que ella evoca no constituye sólo un acontecimiento de la vida humana. En ella lo humano está exaltado hasta el nivel divino.

Las 4 primeras notas constituyen un motivo-semilla que sonará no sólo a través del 1º movimiento, sino que se hará oír en todos. Se dice que Beethoven se refirió a estas 4 notas como “Así llama el destino”. Su ritmo es de un llamado imperioso y el tutti orquestal con todos los instrumentos al unísono nos hace sentir que expresan la voz del todo: la voz divina. Y ¿qué es la voluntad divina para el hombre sino el destino?

Un destino que se hace trágico y cómico, que se hace presente al individuo de forma aterradora llevándolo a la desesperación, antes de que este sepa mantenerse heroicamente entero ante el dolor. Y pueda encaminarse a un triunfo glorioso, más allá de la vida y de la muerte.

Esas 4 notas iniciales hacen terriblemente presente la realidad ante el ser humano. En el contexto de la música que sigue podemos entender ese llamado como un relámpago que pulveriza al individuo y a la vez como energía fecundante que engendra en él nueva vida.

Si nos dejamos llevar por la inspiración de escuchar en esas 4 notas la voz de Dios, ¿qué nos sugieren las 4 notas siguientes? La repetición en un grado más bajo de la escala musical nos suena como una réplica humana a la voz divina. Como si Beethoven respondiera a Dios casi con la potencia de Dios mismo. Su gesto es de desafío, como lo fue tan característico a través de su vida hasta el momento de su muerte, cuando antes de desplomarse en su lecho, respondió a un relámpago incorporándose y levantando el puño al cielo.

Después de esa secuencia de 8 notas la sinfonía misma fluye a partir de ese encuentro primordial de la conciencia humana con lo divino. La arquitectura sonora evoca lo que en un plano visual sería una arborización, una estructura fractal, en donde se repite una misma configuración en escalas o niveles de organización diferentes.

Y esa estructura fractal termina encontrando eco a lo largo de los 4 movimientos sucesivos de la sinfonía. La música evoca un proceso semejante al de la hoja que refleja en su nervadura la forma del árbol entero. Lo fractal es una propiedad de la vida misma, intuyendo que sea igualmente una configuración propia de nuestro mundo experiencial.

En la continuación del primer tema escuchamos el autorretrato musical de uno que pone todas sus energías en ir adelante en su determinación de superar una resistencia.

Como si Beethoven nos dijera: “Lucharé, avanzaré, pondré mi furia en la conquista de los obstáculos hasta poder erguirme plenamente como un ser libre”

 Después se escucha el tema femenino, como el paso de la tensión a la relajación en el curso de un proceso natural.

A continuación, viene el desarrollo, la parte intermedia de la forma sonata, que es como el encuentro del héroe con el dragón. Normalmente, el dragón que es una entidad cósmica se ve como personificación del mal, al que el héroe debe matar, pero en este caso, paradójicamente el dragón mata al héroe.  

El héroe cuando empieza el camino aún está por madurar, y parte de ese viaje de transformación tiene que ver con que el héroe deje su locura de lado, creyendo que es él «el vencedor de dragones». En todo caso es como si tuviera que llegar al borde de la muerte antes de pasar a esa otra etapa de una nueva vida.

El que se encuentra cara a cara con la muerte no queda igual. Se han hecho estudios sobre las ECM -experiencias cercanas a la muerte- y todas las personas coinciden en muchos aspectos. Es como una iniciación chamánica.

Por tanto, se observa en el desarrollo que el enemigo es superior al héroe y se escucha un desmoronamiento del tema como si el héroe fuera derrotado por una fuerza avasalladora, para luego levantarse con nueva energía. Como el típico encuentro del héroe con el dragón.

Su recuperación estable coincide con el inicio de la reexposición con un tutti orquestal fortísimo.

Termina el movimiento con una reiteración de su tutti inicial que ya no se percibe amenazante, como si Beethoven lo hubiera asimilado como expresión de su propio poder.

Beethoven y su época de madurez

La 9ª sinfonía es una obra que se podría decir profética, que expresa lo que podría ser una humanidad sana, como podría ser el mundo. Se aprecia en ella la llegada a un nivel cósmico de conciencia, del yo individual pasa al yo colectivo. No es el héroe individual sino con toda la humanidad.

El allegro inicial refleja el aspecto paterno de la psique, el adagio el aspecto materno y el 3º movimiento el aspecto hijo que en el 4º movimiento se vuelve un hombre completo.

Al final de su vida entra en otra esfera (sus últimos cuartetos, op.130 cavatina), ya no está Beethoven en su actitud heroica en el sentido de heroísmo y valentía humanas. Revela una valentía más profunda aún, sorprendente en uno que se había mostrado tan combativo. Se despoja de la armadura, ya no combate contra el sufrimiento, se vuelve vulnerable y esa situación indefensa en su madurez plena lo hace más heroico. Se trata del heroísmo de sentir profundamente la realidad sin querer cambiarla, aunque adoptando un punto de vista profundamente amoroso ante el dolor.

Beethoven en su último periodo es como si nos enseñara cómo sufrir, cómo vivir el sufrimiento no como algo enajenante, sino como algo que nos conecta profundamente con nosotros mismos con nuestra capacidad de estar entero en la vida.

Dijo alguna vez Beethoven que esta Cavatina era lo más sagrado que había compuesto.

Claudio habla de esta sacralidad como nobleza, definiendo la nobleza como lo humano en su expresión máxima, como una actitud virtuosa ante el dolor.

“Conlleva para mí lo humano de esta melodía una gran pureza y a la vez una gran profundidad, y sentimos que se trata de una melodía impregnada de un intenso amor; pero principalmente se trata de un amor sufriente, y de un amor magnánimo en medio del sufrimiento.” Claudio Naranjo

 Las personas necesitan darle expresión a su dolor, como la catarsis de la tragedia en Aristóteles, pero en el arte esta expresión de sufrimiento tiene que ver con un sufrir sin empequeñecerse a través de las resistencias al sufrimiento. Esto es lo que Claudio entiende como actitud virtuosa ante el dolor.

Claudio analizando musicalmente la Cavatina y con su exquisita sensibilidad musical aprecia tres frases musicales en los primeros compases de la cavatina, que expresan algo así como:

  • Aquí estoy cantando mi dolor
  • No me dejo vencer por él, ni me dejo apagar la llama de mi corazón
  • Y puedo decirle que, quedo en paz

Del Beethoven de su primera época de madurez caracterizado por una respuesta fuerte ante el desafío de los obstáculos, aquí, en su 2ª madurez, nos encontramos con la noble aceptación del dolor. Pero sigue apreciándose en esta cavatina un Beethoven que se yergue valientemente ante el dolor, solo que ya sin furia. Y al no transformar su sufrimiento en furia, manifiesta un coraje aún más grande que requiere vulnerabilidad.

Como dice Claudio se trata de un Beethoven más santo en su invisibilidad, que ha renunciado a la amenaza y a la dramaticidad de la vida.

A modo de conclusión

Es fascinante cómo Claudio Naranjo nos ha acercado una mayor comprensión del arquetipo del mito del héroe en la música de Beethoven. Ver cómo pudo transmitir en ella toda su lucha titánica, ese pulso con el destino para sostener el dolor de su sordera.  Parece que la 9ª sinfonía la escribió casi completamente sordo pero en ella se refleja – en ese himno a la alegría- lo que ya estaba madurando en su interior. Por eso su música transmite verdad y llega directa al corazón, siendo una expresión que refleja nuestro propio viaje personal de transformación y crecimiento.

Referencias bibliográficas

 

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